La educación superior y el mercado de trabajo: un desafío para la investigación educativa
La educación ha sido considerada como un movilizador social, bajo este precepto se han depositado en ella esfuerzos sociales y gubernamentales de toda clase, esto en diversas disciplinas ha llevado a discutir el tipo de educación, a quién educar, cómo educar, entre otras muchas cuestiones; muchas disciplinas han buscado dar respuesta a sinfín de interrogante e interpretar distintos fenómenos de lo educativo.
Una de estas disciplinas es la economía de la educación, que de acuerdo con Salas Velasco (2005), se relaciona con: el proceso por medio del cual se genera educación, la distribución de la misma entre individuos y grupos, sí como de cuestiones relacionadas sobre cuánto debería gastar la sociedad en actividades educativas, y qué tipo de esas actividades deberían seleccionarse, todo este bajo el problema central que supone la escasez, que derivada de la existencia de unos recursos limitados frente a necesidades humanas prácticamente ilimitadas.
En este contexto, persisten fenómenos como la precariedad y el desempleo en sectores que no pueden ser empleados totalmente de acuerdo con la teoría o incluso en la población que de acuerdo a ella debería tener mejores oportunidades, la persistencia de la pobreza y la marginación son también factores que escapan a varios de los planteamientos teóricos, principalmente a los del capital humano.
“En México contar con un nivel de educación más alto no disminuye el riesgo de caer en desempleo. Esto es lo opuesto a lo que sucede en la mayoría de los países miembros, de la OCDE, donde tener un título universitario se traduce en mayores posibilidades de encontrar empleos de calidad y mejor remunerados” (OCDE, 2015:1).
Ante esta situación, son muchas las afirmaciones que señalan la falta de calidad en la formación, pese a todo el esfuerzo de certificación que hacen las IES en ese sentido; los alumnos y sus instituciones son responsabilizados del fracaso en su inserción en el mercado laboral y así las IES se ven presionadas cada vez más para satisfacer las demandas del mercado.
Lamentablemente, poco se reflexiona en que significa esta exigencia y a que se están realmente comprometiendo las IES al formar a sus alumnos principalmente bajo las exigencias del mercado laboral, es preciso recordar que la empresa existe para dar rendimientos a su capital; en cambio la educación y sus instituciones tienen el conceso de ser un bien social; analizar el desempleo estructural podría arrojar luz en el fenómeno creciente de la precarización y desempleo de los profesionales.
La ciencia educativa a parte de su propio cuerpo epistemológico, utiliza herramientas y métodos propios de otras ciencias, tal es su relevancia que da origen a líneas transdiciplinarias como la economía de la educación, por lo anterior, resulta necesario revisar los abordajes que desde la educación se han realizado al binomio educación-mercado de trabajo, para determinar las líneas, alcances de las mismas y conocer cómo se necesita abordar el problema del desempleo entre los egresados universitarios.
La revisión de los estados del conocimiento del Consejo Mexicano de Investigación Educativa A.C. (COMIE) permite ubicar las líneas consolidadas y generales del conocimiento dentro de la investigación educativa, mismas que reconocen los miembros de la comunidad educativa de referencia.
Estado del conocimiento del COMIE
De los estados de conocimiento del COMIE se recupera que, los estudios en el área se orientan principalmente a explorar la forma en que la educación se articula con la estructura económica y social, tomando como partida, las formas de actuación y el desempeño en el medio laboral de los profesionales o egresados de la educación superior, pero sólo de determinadas carreras y en algunos momentos; también existen revisiones a las dinámicas de los mercados del trabajo profesional con relación a otras variables como resultados escolares, formas de acceso al empleo, posición laboral lograda, desempeño profesional, empleabilidad, etc. (Marquéz-Jimenez et al., 2013).
Así, a diferencia de otro tipo de estudios, los estudios sobre profesiones y mercado de trabajo suelen buscar intencionalidades distintas a aquellas que son congruentes con una correlación y planificación académica-currículo, por tanto, se observa que la intencionalidad es diferente a búsquedas evaluativas de planificación curricular e institucional, con escaso análisis teórico que contribuya a contextualizar y avanzar en la compresión de la relación educación-empleo en el nivel superior, relación por demás compleja.
La mayoría de los estudios tiene como base los datos estadísticos nacionales del INEGI, aunque algunos incluyen la metodología de seguimiento de egresados, la disponibilidad de los trabajos incluidos en el estado del conocimiento del COMIE 2002-2011 estuvo delimitada por su disponibilidad a texto completo en portales académicos de internet (Marquéz-Jimenez et al., 2013).
Dichos trabajos permiten conocer las características de la participación de los egresados de educación superior en el marco de los cambios de los mercados laborales, la globalización de los servicios profesionales en una economía nacional con dinámica decreciente y poco dinamismo que afecta el empleo en general y en particular el de nivel profesional (Marquéz-Jiménez et al., 2013).
La última década
En los primeros cinco años 20 documentos forman el cuerpo de trabajo revisado, el 100 por ciento es descriptivo, prevalecen los autores mexicanos; lo que es consistente con los hallazgos hechos por el COMIE de 2002 al 2011 ya que localizó 53 documentos en su estado del conocimiento, al realizar el análisis de los documentos principalmente del primer lustro se identificaron tres líneas principales: a) formación profesional, b) transición al empleo y c) desempeño profesional.
Formación profesional
Hay una gran diversidad de instituciones con oferta educativa, pero son pocas las que presentan una amplia cobertura y que, además se hayan empeñado en mejorar sus procesos de enseñanza y sometido a procesos de evaluación de diferentes organizaciones. En consecuencia, se desconoce la situación de más del 90% de las instituciones existentes, principalmente particulares, en virtud de que, la política gubernamental ha sido insuficiente para regular al sector privado de la educación superior y la principal consecuencia ha sido la expansión de instituciones de dudosa calidad (Hernández Santiago, 2017).
El ejemplo anterior, muestra la situación de la profesión en derecho, pero difícilmente se podrá asegurar que la mayoría de las profesiones es ajena a la realidad arriba descrita. Por otra parte, las especificidades básicas dentro del área de trabajo social, en algunos programas, van dirigidas a las acentuaciones género y salud, en otros, existen inclinaciones a favor de la identidad profesional, las políticas sociales y la gerencia social. Por todo ello, hay que atender las urgencias de las necesidades sociales que afronta la profesión. La dinámica de las emergencias de la cotidianidad en la que no faltan, antes bien desbordan los problemas sociales, han hecho de la profesión una forma de respuesta comprometida no solo por discurso, sino propositiva a la transformación en la búsqueda de soluciones en su más primigenia pretensión, para conformar una lógica de acción que potencie estrategias de solución a conflictos, situaciones de crisis extrema o desajustes afectivos; funcionales o dentro de condiciones de carencias, incluidas las de tipo comunicativo o afectivas, (Espronceda-Amor et al., 2015).
Es evidente el reconocimiento en las investigaciones primarias de la necesidad de que los campos tradicionales de la investigación educativa se abran a nuevas posibilidades de cara ante la multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad.
La interdisciplinariedad socava los fundamentos tradicionales de la relación disciplina – profesión, al modificar y ampliar el entramado de conocimientos y competencias que el sujeto debe dominar para resolver los problemas relativos a un ámbito laboral concreto, retando a algunas profesiones que no lo tengan suficientemente definido, pues la capacidad analítica y los conocimientos en cuanto al uso de la información de diferentes disciplinas forman parte de las exigencias laborales propias de un amplio sector profesional (Castro Viguera y Chávez Montejo, 2012).
Al existir las condiciones institucionales para el trabajo intelectual en colectivo, el reto de toda comunidad científica en gestación, es fortalecer los vínculos interpersonales y su ventaja es disponer de más recursos para la investigación interdisciplinaria cuando los productos comprometidos sean de mayor alcance y se generen en conjunción con los tomadores de decisiones en organizaciones y sectores, pues la interdisciplinariedad persigue producir conocimientos partiendo de suposiciones diferentes para entender de manera más completa el objeto de estudio (Salgado et al., 2016).
Transición al empleo
La afectación profesional, en algunos países de Iberoamérica, continúa siendo alta; con base en el género, Chile fluctúa entre un 46 y 58 %, después de aplicar controles vinculados a las características personales de los profesionales. Se observa que las mujeres ganan entre un 22 y 23 % menos que los hombres; por profesiones, se observa qué, en la carrera de periodismo, las fluctuaciones son de un 10% y en contabilidad y auditorías, de 34 % (Valdés y Meller, 2014).
En España de acuerdo con Espino Granado (2014), a partir de la crisis financiera ha cobrado protagonismo una forma severa de estrés ligada con la ausencia de trabajo contra la voluntad del trabajador sin expectativas de resolverse en el corto plazo. También, la precariedad laboral, el trabajo sin derechos contribuyen con estas formas crecientes de estrés, más frecuentes en varones, mismas pueden trascender los cuadros ansioso-depresivos habituales y dar lugar a una clínica psiquiátrica más severa con riesgo para la propia vida.
Para la región Latinoamérica se encuentra mayor detalle en Alvarez y Ariel (2015),donde se determina que las profundas transformaciones acontecidas en el escenario laboral internacional y específicamente en Latinoamérica han generado un entorno más diversificado, especializado y globalizado, donde prevalecen altos índices de desempleo.
Muchas mujeres de los sectores populares de México han sido educadas para realizar labores dentro del espacio doméstico y son excluidas del acceso a una educación que las pueda ayudar a mejorar sus ingresos económicos, estas brechas educativas son más amplias cuando son mujeres indígenas o de minorías religiosas como las protestantes (Horbath & Gracia, 2014).
Así, la perspectiva de clase social neomarxista representa una alternativa a la estratificación social medida con categorías ocupacionales, de nivel de estudios o de ingresos. Las relaciones de propiedad y control sobre los recursos productivos ayudan a entender los mecanismos que generan las desigualdades, por ejemplo, en salud. Como sea, las relaciones del empleo en las sociedades actuales están cambiando, existiendo diferentes grados de precariedad en el trabajo; por ello, una línea de avance sería la posibilidad de recoger también la temporalidad en el trabajo (Domingo-Salvany et al., 2013).
Con el fin de paliar la problemática del desempleo y el empleo precario de profesionales en el caso de México, la educación dual llegó por decreto mientras que en países como Alemania ha sido un proceso histórico-cultural de más de cien años y, por ende, el éxito obtenido no necesariamente puede replicarse en otros países sin atención a las condiciones educativas, sociales, políticas y económicas de cada uno, su recepción es posible en condiciones contextuales comparables; el aprendizaje dual no es un modelo simple; exige la construcción de un adecuado sistema de relación entre la escuela y la empresa, una compleja planeación, tanto para garantizar la oferta, como la calidad de la formación. La participación de los interlocutores sociales y, sobre todo, su implantación que conlleva un largo tiempo, aproximadamente diez años. Las experiencias internacionales confirman que la selección de los alumnos se produce de acuerdo a necesidades de la empresa, por lo que responde a coyunturas económicas, y en su mayoría, son las pequeñas y medianas empresas las que operan bajo este modelo (Morales Ramírez, 2014).
Desempeño profesional
Una vez inserto en el mercado laboral, el profesional continuamente se encuentra baja la presión de las fuerzas del mercado, las respuestas de los profesionales y sus organizaciones, reportadas en las diferentes investigaciones primarias, son de lo más variadas en la región iberoamericana.
Así, en Brasil está vinculada la remuneración de profesores con el desempeño de alumnos en pruebas estandarizadas, política que no encuentra fundamento teórico en el campo de la educación, sino en la literatura económico-administrativa, especialmente en el llamado modelo principal-agente. Dicha vinculación encuentra reticencias, ya que la idea de que los programas de responsabilización no parecen ser mecanismo crucial de mejora en la calidad de los sistemas de enseñanza. Los economistas son insistentes en la idea de comparar costos y beneficios para la toma de decisiones, para ellos, no es evidente en la etapa actual del conocimiento acumulado, que los beneficios potenciales de los programas de responsabilización sean competentemente más elevados que los costos implicados (Alexandre et al., 2014).
Por otra parte, los académicos deben reconocer el papel efectivo que están ocupando actualmente en la división del trabajo social y atender la parte que les toca en la formación, pero también en el empleo de estudiantes y egresados. Los jóvenes antropólogos desempleados y subempleados deben también responsabilizarse por salir de esa condición. Otra posibilidad es formar un nuevo colegio profesional u otras formas de agrupación colectiva que pongan en el centro las condiciones de trabajo; que los profesionales negocien sus condiciones laborales de manera individual en el mercado es la vía que ha conducido a la precarización del trabajo profesional de la antropología en México. En un mundo donde la división del trabajo supone una organización cada vez más difícil de observar debido a su creciente fragmentación es necesario recuperar los espacios colectivos de negociación para los profesionales (Legarreta, 2016).
En otra esfera, de acuerdo con Jiménez-Vásquez ( 2014) los egresados de nivel doctoral en educación ponen de manifiesto un claro indicador donde una mayor permanencia en el mercado de trabajo como egresados los orienta de manera natural, a partir del desempeño cotidiano, a trayectorias de mayor productividad académica y de mayor consolidación en el campo de la investigación educativa; Los estudios doctorales disminuyen los niveles de exclusión para el sexo femenino, Los distintos trayectos en el campo de la investigación educativa de los egresados del Doctorado en Educación de la Universidad Autónoma de Tlaxcala se articulan de manera importante con una dimensión temporal, con factores de tipo personal (como la capacidad de desarrollo), y contextual (el nivel educativo en el que se desempeñan y las condiciones laborales).
También, los factores que pudieran explicar una mayor diferenciación salarial son aspectos del mercado de trabajo mismo, el tipo de institución, el área de conocimiento, la experiencia laboral, el puesto del padre y el género. También es posible que influyan otros factores como la buena presentación, el origen familiar, dominio del inglés, pero quizá el factor clave es el tipo de institución: pública o privada de élite. Los egresados de la universidad privada reportan salarios notablemente más altos que sus compañeros de la universidad pública. Sin embargo, no se registran diferencias significativas entre ambos sectores en términos de formación académica o de calidad. Así, la diferencia parece estar principalmente en el prestigio de la universidad; Un factor relacionado es el área de conocimiento: los puestos de altos ingresos se encuentran básicamente en los sectores económico-administrativo (administración, economía) y técnico (ingenierías). En ambas áreas, los sueldos promedios son más altos, eso también indica que la interacción entre la universidad y el mercado de trabajo es altamente simbólica; probablemente, la experiencia laboral, más que el título, indica que el egresado ya cuenta con estas competencias; por tanto, lo anterior pone en entredicho el impacto que pueden tener las múltiples reformas universitarias. Para de Vries et al.(2013), cambiar el currículo o introducir cursos especiales (desde inglés hasta cursos de formación de emprendedores) no son acciones que prometen mejorar el éxito de los egresados en el futuro, cabría pensar en buenas estrategias de mercadotecnia para mejorar el prestigio de cada universidad.
Es posible destacar algunos aspectos importantes de la población económicamente activa, con estudios en la carrera de turismo, se detecta que la actividad fundamental, es decir el 42 por ciento, corresponde al apoyo de actividades administrativas, esta proporción corresponden al grupo profesional para el cual fueron formados, ya que las profesiones de turismo pertenecen al área profesional de empresas. Sin embargo 52 por ciento, la mayoría trabajan en actividades que no corresponden con los estudios. (Contreras Cuevas, 2011) también menciona que de los resultados podemos concluir que los profesionistas en turismo con ocupaciones relacionadas a su formación son los que perciben mayores salarios, en comparación con los que no se corresponde; por lo que se sugiere, hacer en los planes educativos énfasis en asignaturas de funciones directivas.
Por todo lo anterior, los jóvenes y sus familias son los principales afectados con la dinámica disfuncional de las profesiones y el mercado de trabajo; educadores, funcionarios, empresarios y sociedad en general tienen la tarea de vigilar y demandar la mayor pertinencia en las carreras universitarias.
En contraste, para algunos autores la economía de la educación es una hibridación de campos disciplinarios, con potencialidades que presentan ejes temáticos relacionados con la psicología, la salud, la demografía y la ciencia política, donde se sugiere la transformación en la teoría del consumidor dentro del campo de la economía, interrelacionando la educación y la psicología. Los temas abordados desde la economía de la educación presentan amplias posibilidades para ser atendidos por los grupos de investigación en los países iberoamericanos, pues constituyen espectros científicos nuevos por considerar (Lopez-Leyva, 2012).
Finalmente, Si el desempleo estructural según Yarce( 2000), surge cuando las estructuras de la oferta (egresado) y la demanda (empleadores) no coinciden, ya sea porque la oferta no cumple con las características requeridas por la demanda, o porque la demanda no puede absorber las características que ofrece la mano de obra, quizá seguir insistiendo que el problema, del desempleo y la precariedad laboral, sólo está en la oferta de mano de obra, poco ayuda a entender lo que sucede en México y tal vez reconocer que la causa también se puede encontrar en la demanda del trabajo facilite el análisis del fenómeno y su comprensión.
Referencias
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