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  • Rogelio Laguna García

Sor Juana y la razón moderna


En un bello pasaje de libro biográfico sobre Sor Juana y su mundo titulado Los demonios en el convento Fernando Benítez presenta como divertimento una versión contemporánea del Primero sueño en el que Sor Juana no va dirigida por Hermes Trismegisto, sino que se encuentra en una nave espacial. Benítez nos pide que imaginemos a la Décima Musa con un casco sobre la cabeza y en lugar de medallón un micrófono:


[…] Al llegar la nave a cierta altura, la monja, que ha cometido la imprudencia de desabrocharse el cinturón de seguridad, sale disparada de su asiento y flota en el interior de la nave.

Sor Juana llena de asombro gozoso, exclama: —Me levito por la gracia de Dios. Me levito como el doctor Arellano y Sosa.

El piloto debe atraparla en pleno vuelo y sentarla –Abróchate el cinturón. De prisa.

Pregunta Sor Juana: —¿Acaso estoy soñando?

—No estás soñando: hemos llegado al lugar donde la atracción de la luna y la tierra se anulan y tú puedes flotar en el aire. No tienes peso.

—¿Soy un ángel? ¡—Me he convertido en un ángel!

— No. Eres sor Juana Inés de la Cruz. El fenómeno se debe a una ley de gravitación descubierta por Newton, un contemporáneo tuyo de quien no tuviste noticia.

—Sigüenza me habló de Copérnico y de Kepler, pero entonces era peligroso tratar esos asuntos […] Dime, ¿por qué no cintilan las estrellas?

—Porque hemos salido del aire que protege la tierra, es decir de la atmósfera terrestre…

[…]

—Luego, ¿la tierra es redonda?, Luego, ¿Copérnico…?

—Sí, querida Sor Juana, la tierra es redonda, gira ella misma cada veinticuatro horas en torno a su eje y gira con los planetas alrededor del sol.


El pasaje continúa por algunas páginas en las que sor Juana pregunta al piloto sobre el brillo del sol, las reacciones nucleares y su relación con la alquimia, los átomos y la relación el micro y del macrocosmos. A lo largo de este sueño futurista la monja jerónima deja claras sus filiaciones alquímicas y herméticas y su profunda vocación religiosa: “Creo en el Génesis”, es la línea final de sor Juana en esta ficción.


Nos interesa recurrir a la narración de Benítez porque subraya el carácter investigador de la pensadora novohispana, que quiere dar cuenta de lo desconocido, sea en el claustro o desde la nave espacial. Para Benítez la curiosidad racional de la monja se despertaría también en un mundo que posibilita la observación de nuevos fenómenos, en él sor Juana plantearía nuevas incógnitas, como lo hizo en su propio tiempo. El divertimento destaca la vocación epistemológica de la pensadora y permite recordar preguntas ya de cuño filosófico que algunos comentadores se han hecho sobre la novohispana: ¿cuáles son las vías para acceder al conocimiento en sor Juana? Y principalmente ¿qué es para ella el conocimiento? Si bien hemos recurrido a un pasaje ficcional, pudiendo haber accedido al Primero sueño o a algunos de sus sonetos, lo que nos ha interesado del pasaje de Benítez es la sugerencia de que las preocupaciones y preguntas de Sor Juana, en tanto cuestionamientos epistemológicos, podrían trasladarse de contexto a otras situaciones futuras, como a la mirada del cosmos desde un transbordador, o a la conflagración mundial que Sor Juana sueña en un tercer sueño ficcional también propuesto por Benítez, y al que por cuestiones de espacio no podemos hacer referencia. Lo importante es que la vocación de sor Juana aparece como un ethos de investigación de la naturaleza, en el que se quieren conocer los secretos del cosmos.


Los sueños ficcionales a los que hacemos referencia se encuentran al final de la biografía de la religiosa escrita por Benítez, Los demonios en el convento, e intentan resumir en un retrato narrativo su personalidad e intereses. La vía literaria de Benítez sugiere que en las preocupaciones de la monja novohispana, en sus reflexiones filosófico-poéticas, se encuentra la construcción de un modo de ver el mundo que es una novedad en la Nueva España del siglo XVII. Se trataría de proponer por la vía de la literatura una “modernidad” en el pensamiento de Sor Juana Inés de la Cruz en la que se trata de sobrepasar lo inmediato de los sentidos y las propias creencias para adentrarse en lo profundo de la realidad, lo que piensa Benítez que lo que la religiosa realizó en el Primero sueño.


Ya en términos de una valoración filosófica de la obra de nuestra pensadora, Laura Benítez (comparte el apellido con Fernando Benítez pero no debe confundir con él), a lo largo de una serie de artículos ha rastreado la coincidencia de sor Juana con las preocupaciones epistemológicas propias de la modernidad. L. Benítez ha dedicado diversos estudios a rastrear las ideas cartesianas tanto en sor Juana Inés de la Cruz como en Carlos de Sigüenza y Góngora, aunque para Benítez es claro que la modernidad tiene diversas vías y desarrollos, y sor Juana tiene noticia no sólo de la geometría y epistemología cartesiana, sino también de las preocupaciones neoplatónicas y herméticas transportadas y complementarias de la modernidad.


Benítez subraya las preocupaciones epistemológicas de la monja jerónima, pues sor Juana, como vemos en sus textos, no se contenta con las respuestas religiosas y herméticas a los fenómenos naturales, o al menos, no se muestra convencida por las versiones de dichas doctrinas que resultan solamente cuestiones de fe y no son explicativas en términos racionales. Tanto el sueño, como los sonetos, la Carta Atenagórica y la Respuesta a Sor Filotea, constituyen la vía en que sor Juana cuestiona lo que está dado de inmediato, por la tradición o los sentidos, se trata de un impulso que también en otras latitudes está llevando a los pensadores del siglo XVII para reconfigurar la noción del saber y salvar al hombres de las apariencias y de lo infundado.


En sus textos la monja jerónima ejerce la duda y analiza con el pensamiento los fundamentos del conocimiento, cuestiona la multiplicidad del mundo aristotélico y la primacía de un pensamiento “masculino” frente al ejercicio de la razón, aunque claro está que en sor Juana no se trata de una razón “en línea recta” o que quiera dirigirse de modo geométrico. Se trata de una razón poética, para usar una categoría del siglo pasado, que busca profundizar en el conocimiento, pero, como dice María Zambrano, sin renunciar a los misterios de la realidad, a sus senderos ocultos, pero tampoco simplemente quedándose en las cosas.


Vemos en sor Juana la experiencia de la ruptura del centro —categoría utilizada por Luis Villoro para caracterizar el pensamiento moderno— que la monja ejerce desde el convento, confrontando con su inteligencia a la jerarquía colonial, con la razón a los fenómenos, con el argumento a la autoridad, con la experiencia a los libros. Ese espíritu queda bien retratado en su Respuesta a Sor Filotea y después en la película biográfica Yo, la peor de todas, cuando a sor Juana se le amenaza con arrebatarle lo libros, y ella responde que puede estudiar en la naturaleza, en las estrellas, en las cosas del mundo. Aristóteles debió guisar para hacer mejor filosofía, nos dice. Sor Juana no se aleja del mundo sino que reflexiona mientras lleva las cuentas del convento o mientras observa la preparación de la comida conventual.


Laura Benítez explica, sin embargo, que el programa epistemológico de Sor Juana es un programa incompleto, en el que se desarrolla la parte “destructiva” que cuestiona el conocimiento libresco y tradicional, así como el ejercicio de la autoridad en vez de la razón, pero en el que no se logra concretar una propuesta positiva y metódica de la creación de una nueva ciencia o de un nuevo saber natural y matemático. Nosotros coincidimos en esto con Laura Benítez, pero debemos agregar que dicha parte positiva de su filosofía es posible que no se haya desarrollado debido a las presiones religiosas y sociales de los que vivió rodeada la décima musa durante toda su vida, además de su dedicación a la creación literaria y a las labores conventuales. Sor Juana a diferencia de los modernos europeos o incluso del propio Sigüenza, no se pertenece completamente a sí misma, sino que transita entre la vocación religiosa y la del pensamiento, dos caminos que buscan verdades que no siempre pueden complementarse. Sor Juana es moderna, pero no una moderna instrumental que crea en la hegemonía de la razón por sobre todos los demás caminos. Se trataría de buscar, pensando de nuevo con María Zambrano, una verdad superior que pueda dar unidad a las verdades de la ciencia, de la literatura y de la religión, una verdad que tal vez sólo pueda ser asequible con el silencio. El silencio al que sor Juana se confina voluntariamente al final de su vida y el que ya había encontrado en la ascensión máxima en el Primero sueño.


Pues la modernidad de Sor Juana se trata de un proyecto que reúne diversas vías paralelas de la modernidad europea, que a través de la pensadora entran en diálogo y que se sobreponen a un mundo en el que los sacerdotes levitaban mientras daban misa, en el que las monjas profetizaban las catástrofes y las muertes, y en el que el diablo se aparecía por las calles y casas disfrazado de gato o de jesuita. En ese mundo sor Juana alza la voz, reclamando el derecho a pensar con su propia cabeza, a poner en cuestión lo que los demás daban por sentado y propone nuevas rutas y caminos para el pensamiento en los que poesía, religión y razón se abrazan al menos momentáneamente.

 

Referencias

Benítez, Fernando (1985). Los demonios en el convento. México: Era.


Benítez, Laura (2004). Descartes y el conocimiento del mundo natural. México: Porrúa.


____ (2007). Sor Juana y la filosofía moderna. Disponible en http://bidi.unam.mx/libroe_2007/0688161/A16.pdf


____ (1995). Sor Juana Inés de la Cruz y la reflexión epistemológica en el Primero sueño. En Margarita Peña (comp.). Cuadernos de Sor Juana. México: UNAM.


De la Cruz, Sor Juana Inés. Obras completas. México: Porrúa.


De Lira Bautista, José (coord.) (2012). La Filosofía Moderna en la obra de Laura Benítez. Aguascalientes: Universidad Autónoma de Aguascalientes.


Villoro, Luis (2010). El pensamiento moderno. Filosofía del Renacimiento. México: Fondo de Cultura Económica y El Colegio Nacional.


 

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