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  • Adriana San Martín y Ángel Antonio Pineda

Reflexiones sobre la situación histórico-lingüística y su poder en México


Del sistema a la estructura de comunicación


Una de las cualidades abstractas que tiene como especie el ser humano, y más allá del punto de vista biológico, pues éste como otros mamíferos está provisto de cuerdas vocales que le permiten generar y emitir sonidos complejos, es que utiliza un sistema de comunicación para interactuar, generar y mantener lazos al interior y exterior de cualquier grupo humano vinculado a su contexto social, económico, ambiental, político y a su cultura.


Tenemos un sistema de comunicación diferente al resto de los homínidos[1] debido a que desde que comenzamos a poblar este mundo hemos creado diversos sistemas de comunicación para mantenernos como especie y dejar rastro de nuestras actividades para nuestros sucesores. Por sistema de comunicación se entiende un sistema a base de señas, sonidos, movimientos, imágenes, etc. que permite tener un transmisor, un canal para transmitir y un receptor. Al constituirse se han generado diversos vehículos que los grupos humanos han elaborado y posteriormente han originado lenguajes propios y característicos de un grupo.


Desde el punto de vista sociocultural, el ser humano ha creado lenguajes y lenguas alrededor del globo. Lengua y lenguaje son los vehículos que nos diferencian de otras especies homínidas y de acuerdo a la ubicación geográfica, elementos naturales, sucesos e interacciones se han creado lenguas. La lengua[2] deviene de los idiomas, es decir, son expresiones que cada grupo ha apropiado para nombrar cierto elemento de un modo y que es diferente para otro grupo que tiene otro sistema de comunicación. Se constituye por un sistema de signos lingüísticos conformado por funciones fónicas, cuya finalidad es comunicar algo.


Desde la antropología lingüística y la etnografía del habla proponemos reflexionar este fenómeno lingüístico, que no solo irrumpe a la lengua sino al contexto y a la cultura nacional, con la finalidad de entender la situación por la que atraviesan los sistemas de comunicación. Se pretende esbozar cuáles son los principales escenarios a los que se enfrenta la lengua en un esquema de poder con las características y desarrollo que ha tenido en el territorio mexicano.


De la lengua al lenguaje. La realidad sociocultural de los grupos humanos


Pese a que el ser humano se ha apropiado de distintas formas de comunicarse y a lo largo de los siglos ha creado lenguas propias de las diversas regiones del mundo, éstas a su vez se han enfrentado a múltiples situaciones que ponen de manifiesto que el poder[3], ya sea individual, organizacional, estructural o institucional ha sido y es una fuerza que tiene implicaciones en las personas, pues determina acciones externas que pueden llegar a cambiar la realidad sociocultural de uno o varios grupos culturales. La realidad humana es un entramado de relaciones, procesos, interconexiones y contradicciones en diferentes escalas, rubros y niveles que, aunque puedan parecer inverosímiles tienen serias implicaciones para los seres humanos y el lugar que habitan.


La realidad en diferente espacio y tiempo también ha dependido de quiénes ostentan ese poder y bajo quiénes, de qué manera, con qué elementos y los cambios consecuentes que genera. El poder[4] es un esquema que genera una estructura vertical donde por lo regular algo está por debajo de, de manera subordinada. En la historia de la humanidad, el ser humano se ha comunicado para mantener lazos que lo mantengan vigente, sí, pero también se ha valido para apropiarse de recursos, lugares y hasta de cosas imperceptibles como las manifestaciones culturales, ejemplo: la lengua, pero ¿Cómo podría apropiarse de la lengua o hacer un cambio en alguna? ¿De qué manera el poder, como una característica humana, interviene en un sistema de comunicación de tal forma que genere dominación?


Recuérdese que, desde el principio de los tiempos, como especie hemos intentado dominar, domesticar y utilizar lo que esté a nuestro alcance para poder vivir. Sin embargo, también fuimos testigos de que algunos otros grupos, en la alteridad[5], tenían el dominio sobre algunos recursos, lugares o actividades que algunos no gozaban. Este hecho y esta diferencia generarían en el desarrollo social, económico y político una serie de intereses y disparidades que volcarían a diversos grupos de poder por apropiarse de cuanto pudieran. Aun cuando tuviese que ser a base de violencia, exterminio, apropiación o cambios considerables en una estructura social. Este ejercicio de apropiación estaría vinculado desde lo tangible hasta lo simbólico (tomaría elementos de la cultura y algunos podrían ser reemplazados, modificados o adaptados al nuevo orden y sistema cultural).


En lo intangible la lengua ha fungido como una forma de comunicarse, como mecanismo de control e imposición y como una diferencia entre grupos. En ese esquema de poder algunos grupos junto con sus lenguas han sido los dominantes y han permeado a otros grupos y a otras lenguas de tal manera que han cambiado para siempre la dinámica interna de los grupos con menor poder. La lengua, al ser un vehículo que permite comunicar, también nos revela la desigualdad entre unos y otros grupos. En la historia hay algunos países que han explicado el mundo a través de su lengua y han relegado a otros países y grupos a adoptar su cultura, cosmovisión, cosmogonía y todo su bagaje y corpus por el que conciben al mundo y lo que hay en él.


En lo que respecta al continente americano, gran parte de éste, lo que se conoce como América Latina, se ha visto influenciado por la cultura, la lengua y el esquema de poder de otros grupos pues en el proceso de apropiación y expansión comercial, económica y política, desarrollada a lo largo de cinco siglos de existencia colonial. En México la historia de la lengua y su sistema de comunicación está caracterizada por un fenómeno que inicialmente se concibió como transculturación, ya que los habitantes de este espacio adoptaron en gran medida la lengua de quienes se apropiaron del territorio: el español proveniente de Castilla, mejor conocido como castellano.


Desde entonces y bajo un esquema colonial[6], la lengua ha tenido una serie de modificaciones que pueden vivirse, representarse y visibilizarse en la cotidianidad del país, en el español mexicano y sobre todo en las lenguas originarias de los grupos étnicos mexicanos. Por todo lo anterior, parece importante plantearse y cuestionar la situación vigente de cómo la lengua se enfrenta y expresa en diversos esquemas de poder.


Expresiones de la diversidad multicultural: ¿qué entendemos de ellas?


México es un país megadiverso. No solo en flora, fauna, relieves, climas sino en cultura y sus múltiples manifestaciones.Desde el momento en que los colonos españoles y posteriormente de otras nacionalidades[7] incursionaron, se apropiaron y adaptaron el territorio a su esquema y concepción del mundo, quedó en la memoria colectiva de todos los habitantes del territorio mexicano el cambio de paradigmas que originaron un choque cultural y un sincretismo en todos los sentidos.


Con el proceso de colonización, el cambio en los pueblos originarios, con su estructura y organización social, como lo señalan algunos antropólogos, lingüistas, filólogos y teóricos del lenguaje, ha conllevado una serie de problemáticas reflejadas en la lengua[8] por medio de: a) su uso, b) su cambio, c) su modificación y/o perdida[9] y d) sus transformaciones y mecanismos a los que hace frente. En primera instancia se puede argumentar que el proceso de colonización desplazó a la lengua indígena o que se instauró un estigma hacia el uso de las lenguas más antiguas, pues la vida comenzó a explicarse bajo otra lengua impuesta. En segunda, se refleja en el cambio pues desde este momento - colonial - comenzó a verse el uso de la lengua indígena como una cuestión impregnada de desprecio, racismo, desinterés y utilizada por sus miembros solo para la intimidad del grupo, donde por otra parte revelan la lenta incorporación al conglomerado general del país[10].


En tercer lugar, hay por un lado una visión catastrofista donde prevalece la idea de que las lenguas indígenas están a punto de desaparecer pues ha disminuido el número de lenguahablantes, donde organismos internacionales como la ONU han recomendado a los gobiernos federales a establecer una conservación del legado histórico a través de programas que incentiven su reproducción pues son herencia del pasado y parte del patrimonio vivo de su cultura[11]. Bajo este esquema se han elaborado múltiples trabajos académicos que pluralizan una pérdida o extinción de la cultura, su lengua y su pasado, pero algunos se quedan cortos al no criticar las estructuras de poder y dominación que han favorecido a que, en todo caso, eso suceda[12]. En última instancia, que pretende ser crítica y tomar en cuenta lo que el giro lingüístico[13] propuso hace varias décadas, se busca hablar de las transformaciones a través de los mecanismos a los que se enfrenta cualquier lengua minoritaria[14] indígena contra el español adoptado como la lengua nacional de México.


Consideramos que a este esquema se debe sumar que el español tiene préstamos lingüísticos de las lenguas indígenas por región y a la inversa. También que dentro de la investigación y la situación lingüística hay un interés particular por proponer rescatarlas[15], otros son detractores, otras categorizan la lengua, otros se enfocan a ver cómo se hace uso de la lengua y otros se especializan en ver sus usos en rituales, ceremonias y festividades propias de los grupos étnicos. Sea de un modo u otro todavía no existen críticas suficientes que conjuguen los elementos que narren cómo la situación de una lengua frente a otra responde a múltiples procesos; agentes; dinámicas; tiempos; actores sociales; intereses económicos; políticos y sociales en sintonía con el poder.


No se puede perder de vista que en el país existen alrededor de 68 lenguas étnicas con su diversidad de variantes dialectales, lo que revela la diversidad cultural que cobija el territorio y la necesidad de elaborar un repaso histórico y crítico de cómo es que todos los elementos antes mencionados han generado la situación de las lenguas minoritarias en México y lo complejo que es hablar, abordar y precisar los problemas sociolingüísticos pues el pasado, el desarrollo y todos los acontecimientos han marcado a las lenguas, ahora denominadas como minoritarias, e incluso en el español hablado por los mexicanos[16].


Por lo tanto y aun cuando del tema de la lengua y el lenguaje se desprende un abanico de posibilidades para entender y atender los problemas en nuestro país, es importante centrarse en los principales cuestionamientos, como el que ofrece el poder y control, que permitan generar, además de una discusión vigente, una propuesta integral de cómo las relaciones mutuas indican los enfrentamientos, limitaciones y quiebres en los sistemas de comunicación. Y con ello actualizar la mirada y los rubros importantes a considerar cuando se hable de lengua, lenguaje, sistemas de comunicación, sincretismo, cultura y contexto étnico del país pues estaremos hablando en todo momento de una lengua con una historia compleja que precisa atender minuciosamente cualquiera de sus aspectos.





[1] La familia (zoológica) que comprende a los seres humanos, incluyendo a sus antecesores de las eras Terciaria y Cuaternaria.


[2] Ferdinand de Saussure (1987) la conceptualizó como la parte social del lenguaje que es externa al individuo, donde por sí solo no se crea ni se modifica, sino que es a través del contrato colectivo que esto puede suceder.


[3] Tanto los principales teóricos como las investigaciones recientes en lingüística y sociolingüística han coincidido que a través de “las prácticas discursivas se ejerce poder, dado que, quien emite un discurso busca, ante todo, persuadir a los receptores, a través de creencias, actitudes, valores y un sinnúmero de saberes tomados de su entorno y la cultura. La relación discurso-poder está dada por el control "sutil" que se ejerce sobre las mentes de un grupo determinado, a partir del lenguaje” (Rojas y Suárez, 2008: 50. El lenguaje, el discurso y las practicas generan relaciones asimétricas por ejercer poder al tiempo que crean jerarquías en la sociedad.


[4]En la década de los setenta, Michel Foucalt mencionaba que el poder en general no se construye a partir de una voluntad, sea individual o colectiva o de intereses, sino que se construye y funciona a partir de poderes, de diversas cuestiones y efectos intrínsecos y mezclados entre sí. También advierte que no debe verse de manera independiente del proceso económico y las relaciones de producción, ya que de éstas se desprende en gran medida el aparato de poder que ejercen los grupos sobre otros y cómo interviene el Estado para crear desigualdades en los grupos culturales minoritarios.


[5] Concepto que significa “la condición de ser otro”, se refiere al que es extraño, ajeno, exótico, diferente, desde el punto de vista del que observa, habla o escribe.


[6] Tengamos en cuenta que “el colonialismo es un sistema de dominación no sólo político, sino también cultural, siendo el lenguaje el principal vehículo para establecer la hegemonía de la cultura dominante” (León, 2012:48)


[7] Como hace hincapié Esther Pineda (2017) la organización de la sociedad a través de jerarquías situó a unos pocos en la situación de poseedores de bienes, recursos y riquezas; y a otros tantos en condición de desposeídos, al ser privados de la posibilidad de tenencia de aquellos definidos como “bienes escasos”, tierra y medios de producción. De tal forma que los poseedores que, por medio del saqueo, apropiación, matanzas e invasiones, sometieron y explotaron a los desposeídos en pro del mantenimiento e incremento de los recursos a través del uso de la fuerza y coacción física, a lo que se llamaría esclavitud y que se representaría en diferentes aspectos.


[8]Alexandra Álvarez (2007) menciona que es fundamental entender que la lengua aun cuando es la parte social del lenguaje, también es una fuente que puede usarse para mejorar la vida social. En su reproducción intervienen varios aspectos propios de cada grupo o nación. En el contexto posterior al establecimiento del Estado, el lenguaje como mecanismo de poder se ha servido del nacionalismo puesto que el papel del lenguaje en el nacionalismo junto con la cultura, la religión y la historia, es un componente importante de aquél.


[9] Vale la pena mencionar que las lenguas cambian y ese cambio originará lenguas con múltiples variables porque como tal no existen una lengua pura, uniforme o sin degenerar de tal manera que el español mexicano es heredero y variante de los procesos de transformación que ha vivido el habla y sus habitantes.


[10] Fue Manuel Orozco y Berra en 1864 quien publicó su Geografía de las lenguas y carta etnográfica de México. Uno de los primeros rescates desde el punto de vista antropológico que muestra la interacción sociolingüística del país.


[11] El 21 de febrero se ha destinado para conmemorar el Día Internacional de la Lengua Materna con el objetivo de promover la diversidad cultural y lingüística de todos los pueblos del mundo. Esta fecha evidencia que la reproducción de la lengua no sólo concierne al Estado, sino que es sistémica y multifactorial pues entran cuestiones tanto educativas dado que en gran parte no se difunde la lengua porque la educación se imparte en el idioma predominante y no en lenguas indígenas, laborales pues los padres dejan de hacer uso del mismo porque cambian sus dinámicas de producción y deben insertarse a un mundo con una lengua predominante, burocráticas porque los tramites son en el idioma hegemónico, académicas puesto que el registro fonológico ayuda a su conservación y muchas veces se deja de lado y de la sociedad pues ésta también es un factor clave para su reproducción y cuestionamiento de las lenguas predominantes.


[12] Desde la perspectiva global o “de la mundialización donde los medios de comunicación electrónicos facilitan la comunicación y donde las migraciones, las diásporas y el turismo a gran escala han favorecido la hegemonía de dos o tres idiomas, el uso de las lenguas minoritarias se ve empobrecido y en muchos casos amenazado, dejado a la merced de políticas gubernamentales” (Núñez, 2013:8).


[13]La lingüística clásica partía de la premisa de conocer y describir diversos aspectos del lenguaje, pero esta nueva corriente teórica otorga la “posibilidad de mirar el lenguaje desde el contexto donde tienen lugar los actos de habla. Esto se puede traducir en la posibilidad de construir nuevos mundos a partir del que nos rodea y trasmitirlos. Mundos que, de antemano, están cargados de un cúmulo de saberes, que apropiamos de la cultura y son aprehendidos y reelaborados por otros” (Rojas y Suárez, 2008:51).


[14] Se “refiere a toda lengua tradicionalmente usada en un territorio dado de un Estado que forma un grupo numéricamente inferior del resto de la población del Estado y que es diferente de la lengua o lenguas oficiales del mismo” (Núñez, 2013:8).


[15] En la época pos revolucionaria, fueron los liberales los que velaron por defender la preservación de las lenguas indígenas.


[16] Al ser considerados como inferiores los pueblos de América y África también se tildaron de salvajes, “amenazadores, con lo que se justificó su dominio y explotación. Ahora bien, contrario a la concepción generalizada y transmitida en las diferentes etapas del proceso histórico social, la racialización, inferiorización y supeditación colonial no fue superada con la abolición de la esclavitud en América, por el contrario, se legitimó y naturalizó a través de otros espacios, discursos y mecanismos” (Pineda, 2017:241).


 

Referencias


Álvarez Muro, Alexandra. (2007). Textos sociolingüísticos. Caracas: Universidad de los Andes. Recuperado el 17 de julio de 2020 en: http://www.human.ula.ve/ linguisticahispanica/documentos/Alvarez1.pdf

De Saussure, F., Bally, C., Sechehaye, A., Riedlinger, A., Alonso, A., & Sechehaye, A. (1987). Curso de lingüística general. Buenos Aires: Losada.

Gumperz, J. (2002). Las bases lingüísticas de la competencia comunicativa. En Etnografía del Habla: Textos fundacionales. Buenos Aires: Eudeba.

Foucault, M. (trad. Álvarez-Uría, F., & Varela, J.) (1992). Microfísica del poder. La Piqueta.

León Pinto, R. (2012). El juego de las representaciones y el lenguaje como máscara, arma y subversión en Los Negros de Jean Genet (tesis de licenciatura), Santiago: Universidad de Chile.

Núñez Méndez, Eva. (2013). Minorías lingüísticas y derecho a las lenguas. Revista Internacional d´Humanitats, no. 27.

Ramírez, M. G., & Falcón, I. A. L. (2010). Importancia del lenguaje en el contexto de la aldea global. Horizontes educacionales, 15(1), 95-107.

Rojas, L., & Suárez, M. (2008). El lenguaje como instrumento de poder. Cuadernos de lingüística hispánica, 11, 49-66.

Pineda, Esther. (2017). Esclavitud, colonialismo y racismo discursivo en América Latina. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

 

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