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  • Adriana San Martín y Cecilia Contreras Ávila

Ciudad y sociedad. Algunas reflexiones propuestas desde la antropología y la arquitectura



Actualmente la República Mexicana es testigo de reordenamientos sociales por diversas actividades en centros urbanos y rurales. Estos movimientos o cambios pueden ser analizados por todas las ciencias, no sólo las sociales, pues todas pretenden entender al ser humano en su medio.


En la búsqueda de un dialogo para fortalecer el compromiso con la sociedad, la antropología intenta apoyarse con otras disciplinas para crear un análisis más extenso, donde incluya cuestiones, que otras manejen, con diversos enfoques para enriquecer el análisis. Por un lado, ésta busca entender las repercusiones de la vida en sociedad y explicar lo que se gesta en los espacios donde se desarrolla la vida. Por otro, la arquitectura busca a partir de un plano técnico, cubrir las necesidades de la sociedad a través del estudio socio económico con la finalidad de ser materializado en un producto arquitectónico tangible.


En ese devenir, una y otra intentan combinar la reflexión a partir de la vida en sociedad. La pregunta es, ¿Cómo podríamos desde ambas ciencias entender y buscar soluciones para las problemáticas en ciudades mexicanas? La reflexión nos obliga a proponer combinarse para entender el medio urbano y con esto, atreverse quizá a subsanar problemas, errores y avenencias futuras en los espacios mediante esta propuesta y ejercicio reflexivo.


Entender el medio


Primeramente creemos que hay que acceder a la discusión por medio de los conceptos ciudad y sociedad y segundo, una solución ante los problemas sociourbanos a través de un recuento teórico[1]. Cuando hablamos del medio donde se desarrolla la vida en sociedad nos referimos al espacio que, en México se da en casi un 70% en espacios urbanizados.


Para la antropología, el espacio ocupa un lugar muy importante, pues con la ausencia de éste es difícil establecer una investigación, además que cada espacio brinda una característica propia del grupo que lo asienta. Situación relevante pues al buscar conocer, entender y explicar la otredad debe hacerse en el lugar donde se manifiesta la cultura. En ese sentido, ha habido varios intentos por ver al medio en conjunto con otras disciplinas. La más desarrollada en concepto y centrada en entender a la población en relación con su espacio es: la antropología urbana[2], sub disciplina que nace con la necesidad de estudiar al otro en su cambio socio territorial, pues su génesis yergue cuando del campo, las sociedades se desplazaban a las urbes producto de la inserción industrial y del crecimiento de empleos a través de éste.


Por este hecho, las ciudades se han ocupado de varias formas, ocupando la descentralizada un lugar importante pues con el trabajo industrial, los grupos sociales invaden espacios periféricos dando pie a un crecimiento desorganizado del cual la antropología se ha visto interesada en estudiar estos procesos producto de las dinámicas poscapitalistas.


Para la arquitectura, el espacio es conceptualizado como un producto capitalista meramente objetivo, es decir; es visto como una dimensión específica limitada físicamente por el medio ambiente en el cual crean infraestructura para el consumo, basándose en las necesidades de la población habitante, creándole así un sentido tanto de medio de producción, como de un objeto producido. Esto se debe a que la estructura urbana, una vez creada tiende a institucionalizarse y en cierta forma beneficia o afecta el futuro desarrollo de las relaciones sociales pues una pareciera que moldeara a la otra, sin embargo, en la práctica esto no es un hecho aislado.


Así, las reconfiguraciones espaciales sufridas por la ciudad responden, en mayor medida, a intereses de grupos y sectores minoritarios (Bonilla y Gómez, 2015) lo que podría decir que muchas de las transformaciones y creaciones de periferias de la ciudad, son producto de gentrificación dadas por la ocupación y apropiación del espacio por parte de dichos sectores minoritarios que son, dentro de las clases sociales, media-alta y alta, provocando así, un desplazamiento y segregación de grupos sociales vulnerables.


Por tal motivo, lo urbano o su sentido, dinámica, usos y costumbres hacen pensar que “la ciudad es todavía un producto imperfecto, física y socialmente. No podemos marginar de los problemas urbanos, los propios de la sociedad urbana” (Reissman, 1972:15). ¿Por qué decimos que no se puede? Porque si queremos entender esta imperfección producto del cambio de lo agrícola a lo industrial, debemos entender las transiciones que tiene un proceso de desarrollo espacial en conjunto con la vida social. Es importante mencionar que conjuntar las formas de estudiar y las preocupaciones por entender las modificaciones del medio físico y social desde la antropología y la arquitectura, son imprescindibles por la complejidad de su composición en tanto construcción, apropiación y desarrollo espacial/urbano/humano.


El aporte antropológico y la visión urbana vista desde la arquitectura, puede abrir el abanico de posibilidades para saber cómo nace, cómo las actividades dan un giro en un territorio y la manera que repercute en la sociedad. Para ambas disciplinas su principal preocupación es el espacio y lo que sucede en éste por medio de la vida humana. Haremos un vaivén entre lo tangible e intangible de la vida urbana en el escenario mexicano a partir de las dos visiones referidas.


Actividades urbanas y vida en sociedad


La ciudad se ve asociada con prácticas sociales y “valores en los que predomina un mayor apego a lo racional y a lo pragmático, pero también a una mayor apertura en la búsqueda de lo espiritual. Se vincula, asimismo, a un predominio de las actividades secundarias sobre las primarias y una más amplia complejidad de la vida social” (Lezama, 2010:31). Incluso es determinante y extensivo el sentimiento de una sociedad por una actividad o práctica en un lugar en específico.


Mencionamos esto porque en algunos estudios se deja de lado lo intangible del espacio, y sus manifestaciones no todas son tangibles. Es necesario tomar en consideración aquellos rasgos culturales ligados a éste, los cuales hablan del sentir de una sociedad. Lo comprobamos al decir que, “la gente ve los procesos no en el gran tiempo de la historia, como lo puede ver un ideólogo, lo ve todos los días” (Zemelman, 2011:25). Desde el actor es como nosotros debemos verlo para explicar las problemáticas urbanas actuales pues; por una parte, podemos hablar del déficit urbano y por otro, de los problemas que tiene la sociedad y cómo repercuten ambos en la dinámica y vida urbana diaria. Si queremos entender la totalidad del problema debemos comenzar por las cuestiones sutiles pues hablan a gran escala de lo que pasa en el centro urbano y sus fracciones.


Para entender la vida urbana en sociedad debemos considerar que, “el hombre de la ciudad, nacido en ella, cuenta con recursos emotivos y psicológicos diversificados que le permiten establecer un mínimo de adaptabilidad social” (Esteva, 1984:225). Esto resulta difícil, sin embargo, esa adecuación permite vivir y adaptarse al medio, lo cual habla del desarrollo en un territorio, y por extensión a una sociedad. Su transición marcará su forma de vivir el nuevo espacio y los problemas futuros a partir de sus experiencias.[3]


En una sociedad no se puede ver por separado la actividad, su función y los individuos colaboradores. Por tanto, “los recursos naturales han sido concebidos, asimismo, como elementos y no como partes del todo, por ello se han visto de manera parcial y segmentada y desde el punto de vista económico se han sectorizado” (Schteingart, 2005: 37).


La naturaleza ha sido colonizada con el pensamiento de los habitantes pues sólo en la abundancia, y no en el beneficio, es que se ha concebido. Si queremos romper el paradigma debemos verlos de manera relacional tomando en cuenta las partes y la relación de éstas con otros. El medio natural es importante pues ha sido modificado para establecer asentamientos para posterior reconfigurar las actividades humanas. Esto es importante pues un país se ve transformado por el uso de los recursos. De ello depende la dinámica de las ciudades mexicanas y las necesidades tras estos reordenamientos.


Por su parte, las necesidades de la sociedad se quedan en eso, necesidades. Difícilmente han sido resueltas pues los problemas urbanos siguen. La importancia del espacio geográfico recae en considerar que “es al mismo tiempo un lugar en el que los individuos se desarrollan y un actor. El espacio no es sólo territorio: adquiere dimensiones económicas, políticas, sociales y culturales. Así, los individuos construyen una territorialidad delimitando un área geográfica en la que buscan influir y tener control sobre sus elementos y relaciones” (Blázquez, 2011:11). El ser humano interviene en el medio, sin embargo, las actividades de subsistencia moldean al espacio.


Repercusiones de la vida en sociedad


El proceso de colonización “determinó la ubicación de núcleos urbanos y la construcción de caminos en función de factores diferentes a los que influyeron para los asentamientos prehispánicos.” (Blázquez, 2011:69). El ojo del conquistador de la tierra lo colocó acertadamente puesto que la riqueza natural ayudaba a que se empoderaran las regiones a través de sus recursos. Este hecho sucedió en toda la extensión geográfica mexicana y marcó un paso importante en las repercusiones futuras que se irían asomando con el pasar del tiempo.


Nacionalmente, el proceso de urbanización[4], se ha visto afectado por una serie de “condiciones económicas, políticas y sociales que han modificado rápida o paulatinamente la distribución y la concentración de la población, así tenemos que la inversión, el empleo y el ingreso desigual en algunas regiones, entre otros, ha provocado un acelerado crecimiento urbano en unas cuantas ciudades” (Garza, 1990: I).


La migración se originó “tanto por la expulsión de población de áreas rurales, como por su atracción hacia ciertos polos de desarrollo. La población expulsada del campo seguirá saliendo y se dirigirá hacia los polos tradicionales, supuestos o reales, de desarrollo” (Nolasco, 1979:11). Donde se reorganizarían los grupos con la finalidad de cohesionar uno solo.


La desregulación urbana, social, política y económica, asomó la deficiencia habitacional y sus deterioros porque, a la par que crecía la ciudad ésta tenía zonas con mayor costo de renta, la presencia de edificios de unidad habitacional derivaba en hacinamientos, poniendo por los cielos los costos de terrenos en zonas de plus valía o cercanos a las zonas de trabajo o alejados. Se daba paso a la ciudad y a la zona conurbada naciente, donde el sector público no era capaz de resolver los problemas acontecidos por esta creación.


Es menester notar que la tendencia a la “superconcentración urbana, entendida como concentración de actividades y población en una o pocas unidades, en detrimento del resto de la red urbana, por encima de los requisitos de la tecnología, es una contradicción que el capitalismo presenta en países desarrollados como en países no desarrollados” (Singer, 1979:87). El crecimiento exponencial responde a la lógica capitalista sobre todo en países en vías de desarrollo, situación difícil de controlar con tanta demanda.


Lo sorprendente de esta situación es el entusiasmo neoliberal de los gobiernos que, en México, desde Carlos Salinas de Gortari, han mostrado interés de integrarse al proceso global. La privatización no es un hecho aislado y deviene de las crisis derivadas de cada sexenio. Sin embargo, cada vez se agudiza más la cicatriz en los aspectos sociales de los mexicanos. Los autores de estos recorridos en la geografía mexicana son los tratados, políticas y reformas globales que atropellan al país.


Si tenemos en cuenta que “se considera el progreso técnico como base de la Metrópoli” (Castells, 1993:36), se puede decir que, “en el acelerado proceso capitalista, las ciudades han sufrido más que vivido. La construcción de ciudades y de las formas de organización colectiva destruye la vida natural de los lugares donde se ubican los espacios sociales” (Pérez, 2002:10). Y de los cuales ahora es urgente buscar soluciones.


Soluciones a las problemáticas urbanas contemporáneas


Para concluir, queremos decir : si la geografía es tangible e intangible, por ese camino es importante conocerla para ofrecer una lectura al otro que desconoce. Hay que plantear la ciudad como una plataforma por la cual caminar, leer, comer, beber y vivir. Volcados por este interés, debemos “admitir que estamos tratando con una sociedad que se estructura y cambia como ninguna otra; hasta que nos demos cuenta de que los cambios urbanos son facetas de otras transformaciones más amplias que pueden y deben ser comprendidas” (Reissman; 1972, 40), no entenderemos el comienzo de ninguna. Además, enriquecen al presente.


La ciudad es una sinergia y es respuesta del plano social, económico, político y ambiental. En cada parte, se puede ver cómo nos dice cuestiones distintas en términos de vivir la ciudad. No es lo mismo ser de una o de otra colonia, barrio, sección, etcétera, ser mujer u hombre, la actividad a la que se dedican, orígenes, etnia o clase. Su dinámica cotidiana es resultado de sus actividades principales que, son desarrolladas en el espacio. Por ello, desde el plano físico donde la arquitectura cobra un sentido amplio creemos importante tomar en consideración una propuesta que resulta interesante por la falta y desuso de espacio en las urbes.


Rescate y ocupación de edificios históricos es un plan pues dentro de las líneas de acción se encuentra la reutilización de éstos. Que, en general, implica el cambio de uso de suelo original. Más allá del simple hecho de ocupar un edificio antiguo, este tipo de intervención es un recurso indispensable para rescatar un inmueble olvidado, garantizar su permanencia y salvaguardar. Es la solución que incorpora al desarrollo de nuestras civilizaciones y nos hace partícipes de él, no sólo como espectadores eventuales sino como habitantes del mismo. Por su parte, el ser humano busca la cercanía entre su trabajo y su hogar, la expansión urbana ha hecho un problema con esto y ha provocado el abandono de casas.


Consideramos que la reutilización de inmuebles y espacios urbanos es factible para la resolución del problema de expansión, ya que al haber inmuebles en total abandono y condiciones deplorables, se construyen nuevos con calidad que permiten realizar actividades, creando así una sobre población de edificios que terminan siendo espacios basura. Lo difícil de esta propuesta es que intervienen en el proceso entidades, sin embargo, creemos en la autonomía social donde se pudiera ocupar lo que no es ocupado.


Desde la antropología creemos que las posibles propuestas comienzan por integrarse a otra disciplina como la arquitectura pues conocen la forma de integrar edificaciones al espacio y a la sociedad. Darse cuenta que sólo escribiendo los problemas no se solucionarán, sin embargo, al conjuntarse otras disciplinas e integrando todo el bagaje que tiene una sociedad en los espacios, es como podría encontrarse y poner en práctica alguna propuesta de reactivación. Según la problemática es como se puede buscar la respuesta, pero siempre y cuando estén ligadas a otras ciencias pues, garantiza más solidez a la hora de tejer lazos que sostengan la ciudad moderna del Siglo XXI. Tomar en consideración desde lo más sutil hasta lo más complejo. Una ciudad se mantiene por una sociedad y ninguna de ellas puede verse aislada pues permanece una por la otra.





[1] La manera en que entenderemos el medio en este texto es desde la visión física y social.


[2] Por mencionar la que ha crecido y se ha desarrollado más que otras. Cabe aclarar que no es la única subdisciplina, sin embargo, su aporte al estudio de la vida en sociedad en el plano urbano es muy importante y ha dado resultados benéficos en algunas ocasiones a las problemáticas sociales.


[3] Cuando nos referimos a vivir la ciudad, hacemos referencia a la experiencia urbana y de esta, aclaramos que no es un proceso homogéneo y totalizador porque, con la diversidad preexistente cada ser experimenta y vive de manera distinta su experiencia.


[4] De igual manera –si hablamos de urbanización y la dependencia al espacio- hay que tener disuelta la ambivalencia que existe entre espacio y medio ambiente puesto que el último refiere a los recursos materiales -naturales producidos- “que existen en un territorio dado y que constituyen los objetos en torno a los cuales se da la interacción humana […] el espacio es una noción más amplia que incluye los recursos del medio, así como la construcción de formas de que lo determinan y la percepción-representación que los individuos tienen de él” (Icazuriaga, 1992:69).


 

Referencias


Blázquez Domínguez, Carmen, Yovana Celaya Nández y Velasco Toro José Manuel (2011). Veracruz. Historia breve. México: Fondo de Cultura Económica.

Bonilla, M. H., y Gómez, S. G. (2015). Conflicto espacial, exclusión y espacio público en la centralidad urbana de Xalapa, Veracruz. En Urbe: Revista Brasileira de Gestão Urbana, 7(3): 281-294.

Castells, Manuel (1993). La formación de áreas metropolitanas en las sociedades industriales capitalistas en Desarrollo Metropolitano Análisis y perspectivas (Lecturas sobre la teoría y el desarrollo metropolitano). Puebla: BUAP.

Esteva Fabregat, Claudio (1984). Antropología industrial. Madrid: Editorial Anthropos.

Garza Ramírez, Santa Aurora (1990). La vivienda, un problema social del desarrollo de la industria petrolera en Poza Rica, Ver. (tesis). Xalapa: Universidad Veracruzana.

Icazuriaga Montes, Carmen (1992). La metropolización de la ciudad de México a través de la instalación industrial. México: Ediciones de la Casa Chata-CIESAS.

Lezama, José Luis (2010), Teoría social, espacio y ciudad. México: El Colegio de México.

Nolasco, Margarita y Acevedo María Luisa y Melesio Carlos (1979). Ciudades perdidas de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque. México: Centro de Ecodesarrollo.

Pérez-Taylor, Rafael (coord.) (2002). Antropología: Estudios de medio ambiente y urbanismo. México: UNAM.

Reissman, Leonard (1972). El proceso urbano: las ciudades en las sociedades industriales, Colección Ciencia Urbanística. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

Schteingart, Martha (2005). Expansión urbana, sociedad y ambiente: el caso de la ciudad de México. México: El Colegio de México.

Singer, Paul (1979). Economía política de la urbanización. México: Siglo XXI Editores.

Zemelman, Hugo, (2011). Conocimiento y sujetos sociales. Contribución al estudio del presente. La Paz: Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello (III-CAB).

 

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