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  • Miguel Cipactli Romero Ramírez

Entre la pasión y la diversión. Una etnografía sobre la escena del futbol llanero en el municipio de

Canchas de fútbol del municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México. Foto del autor.

Introducción


El siguiente texto tiene la intención de vislumbrar el poder de la etnografía, como herramienta metodológica del antropólogo social, revelando la serie de relaciones que se entretejen entre actores sociales, el espacio y el tiempo para configurar la puesta en escena del fútbol en su condición de amateur o llanero en el municipio de Nezahualcóyotl.


Las primeras coordenadas del viaje antropológico


Las canchas de fútbol donde llevé a cabo mi etnografía se encuentran ubicadas en el municipio de Nezahualcóyotl en el Estado de México. Los campos de juego están instalados de manera clandestina sobre un camellón que está circundado por dos avenidas; la avenida Riva Palacio y Bordo. Primero, siendo habitante de la Ciudad de México, debía trasladarme hasta el reconocido municipio de “Neza”. La manera de llegar es bastante sencilla. Una vez saliendo de la estación Pantitlán -perteneciente a la Línea 1 del Transporte Colectivo Metro- uno debe buscar los ‘micros’ (transporte público) que se dirijan al municipio de Chimalhuacán, también perteneciente al Edo. De México, dentro del laberíntico paradero Pantitlán y específicamente en la puerta con la letra P. Luego del recorrido de más de 30 minutos, habrá que bajarse en la avenida Bordo, lugar donde se encuentran los campos de futbol.


Inmediatamente al bajar del ‘micro’ es posible que uno no se percate de las canchas de fútbol. No sólo por la obvia razón de que están justo sobre un camellón, sino porque prácticamente, la apariencia de que es un espacio donde se llevan a cabo partidos de futbol se la otorga la propia gente que acude con ese propósito. Ya que en los alrededores no hay ningún letrero que anuncie la existencia de algún espacio deportivo, y además, únicamente se puede ingresar a los campos cruzando la avenida, con todo y la complejidad que resulta torear a los automovilistas dado la inexistencia de algún semáforo o puente peatonal, o simplemente ingresando mediante una brusca vuelta con el auto personal. Sin duda, para ser la primera vez que se asiste, llegar a los campos no es el problema, lo complejo es situar la ubicación de los mismos y sobre todo poder ingresar sano y a salvo al camellón.


Ya una vez sorteado el ingreso con éxito, lo primero que me llamó la atención son las dimensiones del terreno. El camellón tiene una longitud tan amplia que alberga tres campos de fútbol soccer, dos canchas de futbol de salón y dos canchas para el juego de frontón. Las canchas de fútbol soccer tienen una longitud aproximada de 35m. de largo y 18m. de ancho. Los tres campos de futbol están totalmente improvisados sobre terrenos de tierra suelta y polvosa. En las orillas se encuentra una combinación entre zacate, piedras y basura. Los tres campos se encuentran continuos, es decir, la única división entre el inicio y fin entre ellos son las porterías, las cuales son de una altura aproximada de 2,10 m. de altura y 6 m. de separación entre los postes.


Todo lo relacionado con el dibujo de la cancha, como lo son las áreas, el medio campo, los tiros de penal y los saques de esquina, están pintados con cal. Está tarea la lleva a cabo un señor que llega con unos 20 minutos antes de iniciar el primer partido, aproximadamente a las 7 am. De a pie es como comienza a esparcir la cal por el campo, la cual lleva dentro de un bote de aluminio (que trae la etiqueta de una marca de chiles), tiene unos hoyitos por debajo y que al sacudir de arriba hacia abajo es como va cayendo el polvo. Esta actividad la realiza sin el uso de ningún tipo de aparato de medición para trazar las líneas; lo hace de una manera totalmente manual e intuitiva. De tal manera que el grosor de las líneas y el ancho de las áreas no coinciden entre una cancha y otra. Los campos de fútbol soccer son reconocidos por medio de una clasificación numérica. En ese sentido los tres campos de juego se enumeran de manera ascendente entre el 5, 6 y 7. A través de este sistema “la liga”, que es la oficina que administra y coordina el torneo, les informa a los equipos en qué campo se disputará su partido y también prevé posibles confusiones y enredos [1].


El terreno de juego del campo número 6 se encuentra bastante disparejo y desnivelado. En ciertas zonas del suelo hay menos tierra suelta o polvosa, como en el centro del campo, pero es sobre todo en los costados de la cancha, hasta donde se ubican los saques de esquina, donde se encuentra toda una gran cantidad de basura, que va desde pedazos de vidrio, bolsas de plástico, llantas usadas y envases de refresco. Haciendo un paréntesis, cabe mencionar que la proveniencia de gran parte de estos residuos, según me comentaron, se debe a que entre semana la gente usa los campos para divertirse y suelen consumir un refrigerio pero no recogen su basura y el lugar no cuenta con botes para depositarla. Otras personas conciben el terreno como el sitio perfecto para deshacerse de su basura más voluminosa, como las llantas, aparatos eléctricos, partes de automóvil, sillones, ventiladores o hasta animales muertos. Regresando al punto, en toda su extensión el terreno presenta hoyos, no de profundidad pero sí de consideración para practicar el fútbol. Las partes más disparejas son las áreas donde se ubican las porterías. En este espacio la tierra es muy dura, agrietada y menos suelta. Lo cual dificulta el control del balón en esas zonas tanto a los delanteros como a los porteros. Éstos últimos, sin duda alguna, son los más castigados por las condiciones del campo después de un partido, debido a que se deben de arrastrar y hasta barrerse con el fin de evitar los goles en su meta.

Canchas de fútbol del municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México. Foto del autor.

Cabe mencionar que en los alrededores de la cancha no se encuentra protegido por algún tipo de protección como una pared, una reja o una maya que al menos impida que el balón salga del terreno de juego. A diferencia de las canchas de fútbol de salón, donde sí cuentan con paredes para evitar que los balones salgan del juego. Esta situación sobre los campos de soccer, y en específico de la cancha número 6, lleva a los jugadores a un trato implícito de futbol de barrio. Es decir, sin que los equipos se pongan de acuerdo antes de iniciar el partido, queda totalmente prohibido que un jugador exceda el golpeo del esférico a manera de evitar que el balón salga de la cancha y vaya a dar a alguna de las dos avenidas, ya que será casi imposible recuperarlo. Por otro lado, si un jugador al intentar meter gol fracasa, su disparo terminará en el otro campo, ya que como he mencionado, los campos al estár continuos y al no haber barreras que impidan el cruce entre ellos, muchas veces suele ocurrir que los balones entre uno y otro partido se empalmen. Lo anterior produce una confusión bastante cómica para los equipos, quienes pueden llegar hasta encontrase con tres balones en un mismo partido.



Entre la pasión y la diversión: los protagonistas de la escena del futbol


Los juegos comienzan desde las 7:30 am., según me cuenta una señora que vende refrescos, aguas, chicharrones, cigarros y fruta en su triciclo. Mi llegada al campo fue a las 9:10 am., y un partido ya estaba en marcha entrado el segundo tiempo. El partido que observé estaba marcado para iniciar a las 10:00 am. Sin embargo, comenzó a las 10:15 am debido a que uno de los equipos no se completaba, pues, para que un equipo tenga derecho a jugar deben ser por lo menos siete integrantes y en este caso sólo eran seis. Con retraso y bromas de parte de sus compañeros por su impuntualidad (bromas del tipo: “a ver a qué hora, cabrones”, “buenas noches”, “órale, parecen viejas”) finalmente, llegaron dos más y aunque no eran los 11 jugadores oficiales para disputar un juego, si cubrían el mínimo requisito para poder jugar.


Los nombres de los equipos que se enfrentaron eran el Galaxy y el Santos. El primero era el equipo que no se completaba. El equipo Santos llegó al campo en tres camionetas suburban tipo “combi” que traían a todos los jugadores, un total de 14 personas con edades que oscilaban entre los 20 y 40 años. Por su parte, el equipo Galaxy y sus respectivos integrantes, llegaron de manera individual. Algunos en autos, otros caminando y algunos en micros. Tenían un semblante más juvenil y sus edades, quizás rondaban entre los 20 y 30 años.


Cabe mencionar que los nombres usados por ambos equipos son de clubes existentes en el nivel profesional pero de origen extranjero. El club LA Galaxy, es un equipo profesional de futbol que pertenece a la Liga profesional de futbol soccer de los Estados Unidos (MLS) y que juega de local en los Ángeles, California. Últimamente ha adquirido notoriedad en México y por supuesto entre los migrantes, debido a la recién contratación de los hermanos Giovanni y Jonathan Dos Santos, ambos jugadores de la selección mexicana. El Santos futbol club es uno de los equipos más populares de la liga profesional de futbol de Brasil. Este equipo juega en la ciudad de Sao Paulo y como detalles que permiten reconocer su fama más allá de sus fronteras, se debe a que en ese club jugó la leyenda del futbol Pelé y el ex jugador del Barcelona Neymar Jr, que ahora pertenece al PSG de Francia.


Además de que los equipos deben cumplir con un mínimo de jugadores para disputar el partido, es obligatorio que vengan uniformados, de lo contrario el árbitro no les permite jugar. El equipo Galaxy traía un uniforme bastante simple; camiseta y calcetas de color blanco y short negro. El equipo Santos presentaba un uniforme más colorido. Su camiseta y calcetas eran de color verde fosforescente, con franjas azul rey a la altura de los hombros y su short era de color azul claro con franjas verdes limón a los costados. Ambos uniformes idénticos a lo de los equipos profesionales. Cada jugador tiene en la espalda su respectivo número que va del 1 al 100 y su nombre, pero en el caso del equipo Galaxy los jugadores portan sus sobrenombres, tales como; rafa, homero, javi, etc. Y en el caso del Santos, los jugadores portan el nombre de algunos de los jugadores representativos de la selección profesional de Brasil como; Roberto Carlos, Robinho, Neymar, etc. Lo singular de la indumentaria es que prácticamente ningún jugador porta su verdadero nombre.


Partido de fútbol en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México. Foto del autor.


Antes de iniciar el partido los jugadores de ambos equipos le deben mostrar al árbitro una credencial que contiene datos personales como; nombre, edad, domicilio y un una foto tamaño infantil. Esta credencial las entrega la liga a los representantes de los equipos, con la finalidad de identificarlos en caso de alguna usurpación de identidad o de algún problema efectuado en el campo. Sin la credencial no se les permite jugar. Luego me enteraría que a ese cartoncito mágico se le llama el registro.


Un partido profesional de futbol soccer se juega en un tiempo total de 90 minutos, dividido en 2 tiempos de 45 minutos. En el llano el tiempo varía. En este juego, el primer tiempo se llevó a cabo en un lapso de 25 minutos y el segundo se jugó en 30 minutos. Al término del primer tiempo los jugadores tienen 10 minutos de descanso antes de comenzar la segunda mitad. Caso contrario con el futbol profesional en el que los equipos tienen 15 minutos de descanso. En este lapso los jugadores se enfrían, toman aire y se dirigen a las orillas de la cancha en donde colocaron sus mochilas que aparentan ser las bancas. Se aprovecha el descanso para tomarse un vasito de refresco, algunos una cerveza y muy pocos agua. Otros se fuman un cigarro mientras el capitán comenta de pie y efusivamente los errores que han cometido y las acciones que deberían realizar los jugadores para el segundo tiempo. Es obligatorio que cada equipo tenga un capitán, pues con él se dirige el árbitro para consultar cualquier anomalía durante los encuentros.


El partido es dirigido por un sólo arbitro y no por cuatro como comúnmente se ve en las ligas profesionales. Este árbitro es multifuncional. Marca los fuera de lugar, aun cuando su posición en el campo lo deje muy retirado de las acciones en cada área. Controla las acciones de los jugadores en el campo. Trata de apaciguar las pasiones de las porras de cada equipo, situación harto compleja. En este caso debe recurrir a la ayuda de los capitanes para solicitarles mesura a los gritos de sus porras, con el fin de evitar sugestiones entre los jugadores y los motive a realizar acciones violentas en el campo. Sin duda, la labor de ser árbitro solitario en partidos llaneros es bastante arriesgada y de mucho valor.


La conformación de las porras en su mayoría son integrantes de la familia de los jugadores. Quienes los acompañan a sus partidos de fútbol los domingos en la mañana. En el caso del equipo Santos su porra contaba con un total de ocho integrantes, entre los cuales eran cuatro señoras, dos adolescentes varones y dos niños de aproximadamente ocho años de edad. En el transcurso del juego las acciones que realizaban era consumir chicarrones, papas, dulces, refrescos, cigarros y una que otra cerveza, además de alentar a sus equipos con consignas como; ¡vamos!, !orales! ¡échale!, ¡Hazla, carbón!, y una que otra mentada de madre tanto al equipo contrario como al árbitro. Los niños empezaron viendo el inicio del partido pero posteriormente se pusieron a jugar entre ellos con uno de los balones y luego con la tierra del campo. La porra del equipo Galaxy se encontraba conformada por seis personas, todas eran mujeres de aproximadamente 25 y 30 años. Entre sus actividades estaban más las de alentar a sus conocidos pero sin tanta efusividad como la porra del Santos. Ellas alentaban más con aplausos y chiflidos las acciones más importantes de su equipo, pero no dejaban de criticar a la porra contraria. Desde como venían vestidas hasta la difamación de sus jugadores, catalogándolos de “gays”, “putos” “puercos” y demás adjetivos.


El partido terminó a las 11:28 am., con marcador de goliza. Santos goleó 9 a 2 al Galaxy. Una vez finalizadas las acciones de los equipos, algunos jugadores se dieron la mano, otros se felicitan y se dirigen hacia sus respectivas porras. Con ellos les ofrecen un refresco, el cigarro y la cerveza, además de señalarles sus errores y aciertos de cada jugador durante el partido. Después, los capitanes de ambos equipos se disponen a realizar la colecta de lo que llaman el “arbitraje”, pidiendo que nadie se haga “güey”. Con esta palabra se refieren al dinero que deben reunir cada equipo para subsidiar dos pagos. El primero son los servicios del árbitro y el segundo el préstamo de la cancha, que incluye el pago del señor que la pinta. El monto total es de 150 pesos por equipo, según lo estipulado por la liga. En caso de que un equipo evada el pago, la sanción puede ser simplemente acumular una deuda o en caso de reiteraciones se llega a la suspensión de partidos hasta que se cubra lo adeudado.


Después de 15 minutos de enfriamiento, los jugadores comienzan a retirarse. El semblante del equipo Galaxy ya era de asimilación después de la goliza. Comenzaron a retirarse como llegaron, cada quien por su cuenta, no sin antes de que el capitán les mencionara que él después se ponía en contacto para avisarles cuándo y a qué hora iba a hacer el siguiente encuentro. El equipo Santos, entre bromas y en completa alegría, también comenzarían a retirarse antes de que se volviera a poner en marcha la escena e iniciara el siguiente partido. Por su parte, el árbitro se fue a un rincón, donde apuntaba el resultado del encuentro, así como todas las acciones ocurridas; amonestaciones, expulsados, cambios, goles y si pagaron o no el arbitraje. Luego de esto se cambió el uniforme, se puso camisa de manga corta, quitó la cadena de su bicicleta y se retiró del lugar. Cerrando así el telón para la próxima contienda.


[1] Cabe mencionar que mi observación se centró en el campo número 6 que se encuentra ubicado justo en medio de los otros dos campos.


 

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