top of page
  • Fuimos Peces

Presentación








Una cosa distingue al espíritu de la época: la sobreabundancia de información. Si en algún momento se temió que la vigilancia desde los aparatos del Estado o los sermones desde los púlpitos, anularan la circulación de voces en el espacio social, la actualidad ha demostrado que el ocultamiento de los hechos es mejor servido por una sobrecogedora ola de información, imposible de sortear aún para el más hábil investigador. Y si la mentira y la desinformación han sido características inherentes a todo espacio de comunicación a lo largo de la historia; hoy, aparejadas con un inusitado despliegue de tecnología, el potencial destructivo de hechos y voces distorsionadas por la más amplia gama de intereses ha adquirido niveles desconocidos en épocas previas.


Ante estos desafíos, las ciencias sociales y humanidades han respondido con mayor o menor fortuna, según el caso. Pero siempre, tarde. Es cierto que el ejercicio intelectual es, por definición, la negación de la eficiencia que las sociedades contemporáneas parecen haber consagrado como su más alto valor. No obstante, la dilación de los claustros en responder a las provocaciones de la realidad social no siempre es resultado de la parsimonia que exige el quehacer académico sino, en muchos de los casos, a procedimientos y estándares anquilosados para vincularse con esa sociedad que pretenden entender y modificar.


Por un lado, los estragos de la especialización han resultado en la proliferación de expertos en partículas que son incapaces de explicar un átomo, una torre de marfil cuyos habitantes se regodean en su capacidad de expresarse por medio de runas ininteligibles para otros que no sean como ellos. Por otro, la osificación de los medios y procedimientos de divulgación e intercambio desembocan en absurdos burocráticos según los cuales la divulgación de los resultados de investigación toma en ocasiones más tiempo del que tomó la realización del trabajo académico. Y así, cuando al fin se publica, ni el autor mismo puede coincidir con su conclusión al estar su proyecto ya en otro estadio de avance.


En este espacio intermedio, entre la miríada informativa y el anquilosamiento de los procedimientos de divulgación de la academia; entre la manipulación interesada y la híper-especialización disciplinaria, se ubica Fuimos Peces. Una voz más que se une al polifónico coro en que consiste el debate contemporáneo sobre los grandes problemas de la coexistencia humana, un salón más que abre sus espacios a nuevas y viejas personalidades del medio a compartir sus impresiones, sus puntos de vista, los resultados de sus investigaciones, y sus experimentos creativos.


Con colaboraciones venidas de diversos rincones de Europa y América, reflexiones sobre el espacio en el que vivimos, testimonios de los bajos mundos del sexoservicio masculino; un complejo recorrido auditivo a través de los insondables laberintos del poder; una hoja de ruta para la inclusión de educación constitucional en la currícula mexicana; o críticas a la libertad en la forma que las sociedades contemporáneas se la han planteado como ideal. Esto y más en el segundo número de Fuimos Peces, con el cual reiteramos nuestra esperanza y convicción en aquello que nos ha hecho distintos a lo largo de la evolución, desde que fuimos peces...

Entradas relacionadas

Ver todo
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
bottom of page